El siglo pitagorico; y, La vida de Don Gregorio Guadana

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Francisco Foppens, 1727 - 284 pages
 

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Popular passages

Page 55 - Tenía mi madre un hermano cirujano; era la llave de mi padre, y con ella abría todo el lugar. Llamábase Quiterio Ventosilla.
Page 55 - Alegrábase su alma cuando oía espadas en la calle, pero si no había heridos, decía que todos eran unos cobardes. Sus ungüentos eran bufones de las heridas, entretenían un año, y dos las llagas; era grande alegrador de un casco, pero más del suyo.
Page 109 - Señor don Gregorio, don Gregorio y señor, primo de mi alma, don Gregorio de mi vida, don Gregorio de mis entrañas, ¡es posible que os veo, don Gregorio! No lo puedo creer ». Yo quedé espantado de tanto Gregorio y de tan prima amistad ; preguntóme si le conocía.
Page 78 - La niña se sentó junto a mí, y la vieja a su lado; si yo pudiera hacer un seguro sobre mi vida, lo hiciera, porque me parecía que cada uno de mis émulos me comía al primer bocado; dio en regalarme la sobrina, y entendí enfermar de la tía.
Page 117 - Agradecíle con grande afecto el celo que tenía de noble, como lo era, y dándole parte de mi inocencia, empezó á tomar la mano en el negocio, y como persona que entendía tan bien las criminales causas, hizo la...
Page 148 - Estuvímonos quedos otro cuarto de hora, y con otro pelado mayor que el primero á manteniente llamé tercera vez; á cuyo golpe temblaron las redomas, y el boticario dijo : Por vida de doña Lucrecia Bampulla, que si me levanto que ha de costar triunfo el llamamiento. Yo le respondí : Abra usted y sabrá lo que quiero, y después me disculpará.
Page 94 - ¿No fuera más puesto en razón que guardara los lloros para la muerte? Antes de cometer el delito le llora: ¡ notable error, ay de mí ! Sin duda le había cometido antes, y pues le viene á pagar, justo es que guarde la risa para la muerte y las lágrimas para la vida. El fraile, que le...
Page 132 - Si este delito estuviera en los vulgares aplausos , en las maldicientes lenguas de los enemigos, aun tenia el duelo de la honra mas fuertes razones con que atrepellar el derecho divino; pero cuando no...
Page 149 - Él conoció la burla, y tomando su espada y broquel, salió á la calle. Mi primo tenia ya un pellejo de agua para reparar el golpe, y como el doctor le tirase una estocada, á un mismo punto empezó mi primo á pedir confesión.
Page 66 - Vizcaya, púseme de pies juntillos, deseando salir de aquel peligro, pidió pujos la comadre, y á dos rempujones me arrojó mi madre de la ventana de la muerte á la calle de la vida.

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